Hola amigos de cualquier género...
Me parece triste postear después de ni se sabe cuántos meses para contaros penalidades, pero es lo que hay.
Os cuento que no sé lo que tengo, pero algo hay. Porque no tengo ganas de hacer nada de aquello que normalmente es mi vida: aprender Arquitectura. Pero con mayúsculas, porque es así. El último día que me ilusionó la Arquitectura fue hace pocos días, paseando por Coruña y alrededores con una amiga, visitamos el Centro de Salud de Matogrande, obra de un profesor mío. Me pareció un lugar maravilloso e inspirador, aunque de una atmósfera casi majestuosa, que me cuadraba poco con un centro de salud. Está lleno de detalles muy buenos.
Pues bien, este lugar estupendo sólo hizo que me sintiera bien mientras paseaba por allí pero no me libró de mi apatía arquitectónica. La cual sigue poseyéndome y haciéndome sentir un poco anulada, porque aunque es una parte de mi vida, es una parte muy importante. Esta semana he trabajado un poco más forzándome a ello, pero resulta trabajoso y triste. No puedo sino rendirme cada vez que tengo un pequeño tropiezo informático, porque sino me echaría a llorar.
Lo más triste del tema es que, salvo excepciones, me resulta tan agradable y necesaria una charla con mis amigos y compañeros que no me atrevo, no puedo, sacar este tema, pues me encontraría de nuevo triste y afligida, y sin embargo con los colegas tengo un momento de descanso y feliz tranquilidad.
Desde un mundo azul y nublado, se despide Kurisu. Os prometo que enseguida escribiré y estaré mejor...
2 comentarios:
¡¡Ánimo Kurisu!! Eres una de las pocas personas que conozco que siente verdadera vocación por su carrera y eso te honra mucho ^__^ ¡No te desanimes!
Yo tengo un amigo que tambien es arquitecto, me encanta oirlo hablar, se emociona mogollon... le tintinean los ojitos :)
Ánimo, ya veras como recuperas "el mojo", sois de una raza especial ;)
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