domingo, 23 de abril de 2006

Ratoncito de Biblioteca

Yo soy un ratón de biblioteca. No me apetecía empezar así sobre todo por empezar con yo, pero es lo que hay y así ha de decirse. Si estáis leyendo esto es porque os interesa mínimamente lo que yo piense o lo que se me ocurra decir. Así que sin más prolegómenos...

Soy una ratoncita de biblioteca, no puedo evitarlo. Desde que empecé a hacer pinitos en la lectura, no sé muy bien a qué temprana edad, los libros (supongo que me educaron así) me gustaban como eran, no me apetecía completarlos con rayajos, quería leerlos y mirarlos y punto. Se me hizo muy extraña mi primera cartilla de caligrafía. Parecía un libro, pero no lo era, porque HABÍA que escribir (¡!) en él. Así que ni era un libro ni era nada. Además en la parte de atrás tenía un dibujo. Salían dos manos escribiendo casi iguales, parecían un juego de diferencias. Pues una cogía el lápiz como yo y la otra no. Esa otra ponía: BIEN. Por ello deduciréis que yo cogía el lápiz MAL. Y las monjitas (sí, yo tambíen, hasta los 6 años, qué pasa) empeñadas en que yo cogiera bien el lápiz. Pero no había manera. Menos mal que en mi casa le debieron dar poca importancia, porque sigo cogiéndolo MAL.
Bueno, que me voy por las ramas. El tema es que siempre, que yo recuerde, me han gustado los libros. Cuando fui creciendo entendí que, si eran buenos, no importaba tanto si tenían muchos dibujos o si eran buenos. Porque uno se imaginaba en su cabeza un dibujo mejor, siempre (o casi, gracias a los dioses por Alan Lee y demás). Además cuando lees alguna historia de miedo, es mejor que no tenga dibujitos, porque siempre da menos miedo de lo que tú te imaginas (otro día hablo de mi especial relación con el cine de terror...). En fin, que creo que este era el único motivo válido para no aguantar a mi pequeña prima que me dibujaba todos los libros. Pero bueno. Al final, como mis libros no tenían dibujos y ella creció, pues ya no los pintaba.
Y cuando fui por primera vez a una biblioteca... Que además creo recordar que era para niños, pequeñita, con cojines por los suelos (de madera, como el techo) y muchos muchos libros. Olía... pues a Biblioteca. Tantos libros juntos huelen bien en un Salón si son muchísimos, en una librería porque están nuevos y te llaman con sus vocecitas (cómprame, leéme, por lo menos mírame las tapas y cógeme un rato...) En fin, si yo fuera rica... Y las bibliotecas, si son dignas (grandes) pues tambień. SIEMPRE huelen bien. Aunque sean de facultad, y algunas estan llenas de libros bastante apestosos (Estoy pensando en la cantidad de leyes que debe haber en Derecho, aunque nunca he ido. Igual hasta huele bien.)
Pero claro, es que el componente fundamental de la biblioteca, llamado libro, pues mágicamente da igual que esté para el arrastre o brillante y con la tinta húmeda. Huele bien en cualquier caso. Diferente, pero siempre bien. Por ejemplo los cómics huelen distinto que los libros, y aún más los que son a color. Esos son especiales de verdad, normalmente. Lo malo, es que todos los libros o casi, arteros ellos huelen bien IGUAL. Es decir, a mí me huele igual Reverte que Eco. Sin embargo a ¿Umberto? Eco, pues no lo soporto. Qué se le va a hacer. Para eso son tantos. Seguro que hay gente que adora los libros de este hombre. Pobrecitos, si no qué pintaban ahí sin abrir ni nada.
Mi conclusión lógica es, evidentemente que no puedo vivir sin bibliotecas, más bien aún no, cuando sea rica (ja ja) pues me lo montaré a mi aire. Aunque quizá no. Quizá sea más bonito ir donando los que he leído y son algo especial para mí, para que algún día llegen a ser especiales para alguien más. Tengo que enterarme cómo funcionan económicamente las bibliotecas... (¿Donas sin más, les da un presupuesto el estado ¡ja!, son obras de caridad?).

A modo de conclusión, gracias a todas las bibliotecas que he conocido, a todos los que me han prestado regalado o recomendado un libro, porque significa mucho para mí, y gracias a esos dos que me inculcaron el amor por la lectura desde que era una ratoncita.

Bibliotecas recomendadas (las que recuerdo ahora, faltan muchas, ponedlas vosotros):
_Biblioteca González Garcés (A Coruña) Por todo y para todo.
_BETSA (Arquitectura solamente, A Coruña) A pesar de todo.
_La biblioteca para niños del Parque de San Francisco, en Oviedo. No sé si fue un sueño o existe o ha existido. Pero para mí en el recuerdo es real. Si alguno la conocéis actualmente, habladme de ella. Si no, habladme de vuestras bibliotecas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que tire la primera piedra el que escriba bien tal y como lo muestran los de sobra conocidos cuadernillos Rubio. El que no tenga un hermoso callo en el dedo anular, sea la mano que sea, no escribe fijo xDDD

kurisu neko dijo...

Precisamente, precisamente
Malditos Cuadernillos Alienantes...
Hacen de todos nosotros unos parias!

;oD

Anónimo dijo...

Cuando tengas tiempo pásate por la biblioteca La Sagrada Familia. No es tan grande como la González Garcés, pero tiene una sección infantil mucho más chula (Y luego ya si te apetece cójete algunos libros de Lauren Child)

(Si no sabes dónde es, pregúntame y te llevo)

Pd. Yo también escribía (y sigo escribiendo) MAL, nunca me importó, y nunca terminé un cuadernillo Rubio (Y eso que me compraron unos cuantos).